La adolescencia es esencialmente una época de cambios. Es la etapa que marca el proceso de transformación del niño en adulto, es un período de transición que tiene características peculiares. Se llama adolescencia, porque sus protagonistas son jóvenes que aún no son adultos pero que ya no son niños. Es una etapa de descubrimiento de la propia identidad así como de la de autonomía individual.
SABERES PREVIOS: ¿Qué elementos técnicos observastes en el video?
PROCESO
DESARROLLO DEL TEMA
Vestuario
La evolución del vestuario en el teatro no es paralela a su desarrollo
en la vida ordinaria. Hay que pensar que el vestuario forma parte del arte
dramático y es consecuencia de su convención.
En el teatro griego el vestuario tenía valor ritual. Así, en la tragedia,
además de máscaras, usaban largas túnicas sacerdotales y los antiguos trajes
jónicos. Gradualmente cada personaje fue adoptando vestuario peculiar y
caracterizador y se calzaba coturnos. En la Comedia Antigua los trajes eran
grotescos y los pájaros y otros animales se caracterizaban con accesorios tales
como cabezas, colas, alas... En la Comedia Nueva, más naturalista, usaban
trajes más parecidos a los corrientes, y los personajes se distinguían por los
colores.
Cualquiera que sea el estilo adoptado para el vestuario, conviene
recordar desde el punto de vista práctico:
-La calidad del vestuario en el teatro nada tiene que ver con la del
natural al que representa. Lo importante no es lo que sea o valga un vestuario,
sino lo que parezca. Se busca, por tanto, conseguir determinados efectos ante
el público y para ello se cuenta con la colaboración de luces y decorados, y no
debe olvidarse la distancia a la que ha de ser contemplado el vestuario. Así,
por ejemplo, la tarlatana, en escena, es mejor encaje que el encaje mismo.
-Lo mismo hay que recordar para aditamentos relacionados con el
vestuario como cascos, escudos, espadas, zapatos, en los que cuenta más el
parecer que el ser. Armaduras auténticas y cotas de malla dificultan los
movimientos. Por tanto debe recurrirse al cartón y a la arpillera con
purpurina.
-Los colores del vestuario han de ser más vivos que los del decorado
para que destaquen los personajes. En la composición de la escena y en la
disposición de los grupos han de evitarse disonancias y repeticiones no
intencionadas. Por el contrario pueden conseguirse composiciones realmente
interesantes aprovechando la movilidad de personajes y de grupos.
-Las figuras secundarias no deben destacar por el vestuario ni por los
accesorios. La puesta en escena no puede convertirse en una exhibición de
elegancia en el vestir.
-Cualquier enciclopedia o diccionario le pueden proporcionar ideas al
figurinista para trajes de época o exóticos. Pero estos modelos sólo han de
tomarse como punto de partida. La fantasía, la funcionalidad y la idea de estar
sirviendo a la obra dramática harán el resto.
-Hay que prever siempre un ensayo especial para el vestuario. No deben
dejarse detalles pendientes para el día del estreno. Es muy importante que los
actores se muevan con naturalidad con su nuevo vestuario, así como hay que
contar con los efectos de la iluminación sobre el vestuario.
-El corte o el color del vestuario pueden acentuar determinados defectos
de los actores o disimularlos. El figurinista debe estar de acuerdo con el
director para obtener el máximo rendimiento.
-En el teatro infantil es frecuente el uso de vestuario
convencionalmente distante que no corresponde a ninguna época determinada. En
estos casos hay que buscar la unidad del conjunto y evitar los anacronismos
patentes.
Y, aunque la puesta en escena sea realista, hay que buscar que los
actores se distingan del público por el vestuario.
Escenografía
Una obra puede tener montaje realista-naturalista o un montaje
irrealista. Pero, aun siendo fiel a estos principios, el escenógrafo tiene que
comunicarle al público la sensación de novedad o sorpresa propias de la obra de
arte.
Los decorados, en consecuencia, más que enmarcar el lugar de la acción,
tienen que crear el espacio dramático y ser parte integrante de la
representación. En consecuencia los problemas que se le presentan al
escenógrafo están vinculados al montaje y al tratamiento que se dé a la obra.
En el plano realista-naturalista se requiere la ambientación, aunque no
con visos de verosimilitud extrema, sino con un toque de creatividad. En el
plano irrealista o teatralista el principal problema consiste en encontrar un
decorado que en cada momento de la puesta en escena tenga funcionalidad para la
creación del clima necesario. En realidad, ambos planos suelen entrecruzarse en
el momento actual y no se excluyen rotundamente, sobre todo habida cuenta de
los tonos de farsa crítica o simbolismo con que se tratan hoy en día los
textos. Esto no sólo favorece al tratamiento, sino que ayuda para la puesta en
escena en la que cada vez se huye más de la falsa sensación de verosimilitud.
La iluminación
La iluminación de la escena debe considerarse bajo dos aspectos: técnico
y artístico. La mayor parte de las veces el director indicará al experto,
electricista, los efectos que quiere conseguir y éste los realizará. Está claro
que el director novel en contacto con el técnico irá adquiriendo conocimientos
y descubriendo nuevas posibilidades.
La incorporación al teatro de los focos eléctricos con su gran potencia
iluminadora puso de relieve algunos defectos y riesgos de los decorados, lo que
provocó la reforma de la escenografía y, por otra parte, sugirió la idea de
crear otra muy simple con la luz como base. De acuerdo con esta posibilidad la
iluminación cobra una importancia determinante en muchos casos.
Variaciones de color e intensidad, gradaciones y tonalidades unidas a la
facilidad y flexibilidad en el manejo de los focos luminosos llevaron desde la
idea primitiva de imitar a la naturaleza a posteriores convenciones en las que
se reflejan y apoyan nuevos caminos teatrales lejos de la realidad.
La luz, así empleada, permitirá la modulación plástica del conjunto, el
aislamiento de un actor o de un objeto, y la creación de distintos espacios
dramáticos en el escenario, con mutaciones rápidas y fáciles, dentro de las
nuevas convenciones que para nada tendrán que recurrir al engorroso cambio de
decorados.
En escenas de danza o de fantasía, sobre todo, la iluminación cobra
posibilidades de profundidad, ductilidad y creación al aumentar, sin límite,
los matices y recursos embellecedores.
Maquillaje
Las funciones del maquillaje hay que relacionarlas con las de la
máscara. El maquillaje a menudo se ha considerado como una máscara que se
aplica directamente sobre la piel. Y tanto el maquillaje como la máscara
desempeñan un papel importante en el teatro grecolatino en la antigüedad y en
el teatro chino y japonés actualmente.
1º En el caso más sencillo, el maquillaje ha de tender a destacar los
rasgos del actor que, con la distancia y bajo la luz de los focos pierden
visibilidad. Pero maquillaje y máscaras necesitan de estudios minuciosos cuando
persiguen finalidad artística y se colocan al servicio de la creación e
interpretación de caracteres y clima. En cada caso tendrán que estar de acuerdo
con los convencionalismos propios del estilo.
2º Al igual que el vestuario, el maquillaje proporciona al espectador la
primera impresión sobre el personaje: época, edad, nacionalidad, condición
social. Por consiguiente hay que intentar que estos rasgos aparezcan claros,
pero sin caer en tópicos. Pero hay que recordar que junto a estos elementos
caracterizadores de naturaleza plástica -vestuario y maquillaje- están la
palabra, el gesto, la música y el ritmo y el comportamiento general del actor.
Debe procurarse la coordinación.
3º El uso de postizos -cejas, patillas, pelucas, calvas, barbas...-
contribuye a la caracterización. Pero deben emplearse con tino y mesura para no
caer en la mascarada. Téngase muy en cuenta en el teatro infantil.
4º El maquillaje tanto colabora a eliminar defectos como a destacarlos.
Por tanto debe tenerse en cuenta no sólo la imagen que se quiere crear, sino
los rasgos personales del actor que se toman como punto de partida.
5º Las condiciones del local y de la iluminación son determinantes. Un
teatro de reducidas dimensiones impone uso discreto del maquillaje; mientras
que los de grandes dimensiones piden que se acentúen los rasgos para que se
perciban como normales.
6º Cada obra, cada escuela interpretativa, cada tratamiento tienen sus
exigencias propias en maquillaje y brindan a la vez soluciones distintas a los
problemas planteados.
La utilería
La utilería abarca cuanto aparece en escena, excluidos los actores con
su vestuario y la escenografía. Por consiguiente, adornos, utensilios,
cachivaches, floreros y cualquier tipo de objetos puede formar parte de la
utilería de una obra.
En cuanto a la puesta en escena la utilería es muy importante en los
montajes realistas naturalistas, como suelen ser los de cine y televisión;
desde el punto de vista educativo, y creativo, resulta aleccionadora en el
teatro de los niños, tanto para los propios actores como para los
organizadores.
Clasificación de la utilería
Hay dos tipos
fundamentales:
Utilería
fija y de adorno
La constituyen los muebles, las alfombras, los cuadros, las cortinas,
las esculturas... En realidad la utilería fija es complemento de la
escenografía.
Es recomendable que estos objetos sean especialmente construidos para el
teatro. Su menor coste y su menor peso así lo aconsejan. Los riesgos son
menores y la ocasión de practicar la creatividad por parte de los niños es
mayor. Pero en todo caso hay que impedir que los útiles empleados suenen a
falso o que se vean ajados y deslucidos.
En todo teatro bien organizado, y un teatro de colegio o de aficionados
también ha de serlo, se cuenta con un almacén del que se pueden sacar útiles
procedentes de representaciones anteriores o recursos prefabricados, como
libros simulados y otros accesorios que prestan muy buenos servicios.
Es siempre material preparado para ser visto desde lejos. Por tanto hay
pormenores que están de sobra. ACTIVIDAD: - Realiza un organizador del tema en tu cuaderno